Lumbalgia: reflexiones desde la cabina de un fisioterapeuta
Seguramente en algún momento de vuestra vida habréis sentido ese horrible dolor de la parte baja de la espalda que os impide llevar una vida tranquila y normal.
La lumbalgia es un proceso doloroso en la zona baja de la columna, que no tiene su causa en fracturas, traumatismos, neoplasias, patologías viscerales, infecciones o causas metabólicas. Sin embargo, puede ser provocado por el sedentarismo, la falta de movilidad, de flexibilidad o de fuerza, por sobreesfuerzos, obesidad, así como de posturas mantenidas durante mucho tiempo, como, por ejemplo, el trabajo en casa o en oficina.
Puede empezar de forma repentina o paulatina. Comúnmente a la cabina de fisio vienen muchas personas que lo sufren debido a que sus trabajos son muy “físicos” y llevan acumulados muchos días largos de trabajo y además duros, a un mal gesto repentino o un esfuerzo en una mala posición cargando un mueble, por ejemplo, o que simplemente se han agachado a atarse los cordones de los zapatos. Sin embargo, la causa es multifactorial, y es por ello que, si el dolor persiste, lo mejor es que te pongas en manos de un experto que haga un buen estudio de tu caso.
Si sufres este molesto dolor, te recomendamos que te relajes y no pienses de forma catastrófica, cosas como que cada vez irá a peor y que a ver cuándo se me pasará y que todas las cosas que no podré hacer, etc… Además, intenta identificar si hay gestos o posturas en los cuales te duele más o bien que activen tu dolor, esta información nos será muy útil cuando nos veamos en la cabina.
En nuestro centro siempre os pediremos las pruebas de imagen que os hacen en traumatología (así como sus respectivos informes que los acompañan). Esto nos resulta de gran ayuda ya que, aunque las imágenes no ofrecen un diagnóstico en sí, puesto que estas mismas “anomalías” las puede tener tu vecino y no sentir el mismo dolor, nos da algunas pautas para comenzar el tratamiento.
Dependiendo de cuál o cuáles sean las causas, elegiremos el tratamiento más adecuado. Entre ellos está la terapia manual, la terapia invasiva, la diatermia, la terapia biológica, la neuro-modulación y, sobre todo, el ejercicio.
Eso sí, te recomendamos que no lo dejes pasar porque el dolor se puede volver crónico y tardar más tiempo en recuperar la normalidad.
¡A cuidarse!
Juan Manuel Junco Pelayo
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