Banderas rojas en la espalda. Conoce los factores que originan el dolor
¿Sabías que casi todos los dolores de espalda son originados por algún problema en las partes blandas? (músculos, tendones o ligamentos) y habitualmente se debe a un problema de mal funcionamiento y/o sobrecarga de la musculatura. El resto consiste en alguna enfermedad en el 1% de los casos y a una alteración de la estructura de la columna vertebral en el 4% restante.
De hecho, hablando de ese 95%, el dolor es causado por un elemento mecánico principalmente, es decir, tiene una causa en las posturas que adoptamos, en las cargas que manejamos a lo largo del día, en cómo nos movemos o en lo sobrecargado que tenemos algunos músculos, en tendones o ligamentos en mal estado, etc. Para conocer el origen es bueno que un fisio al igual que desde el área de entrenamiento personal puedan evaluarte para conocer el origen del daño causado por estos casos tan usuales en la población.
Cuidado aquí con las pruebas de imagen (TAC, radiografía simple, RM, gammagrafía, etc…) que siempre pensamos que nos hará bien hacérnosla, puesto que la mayoría de los hallazgos que se observan en ellas son cambios normales con la edad o peculiaridades personales, que ni son enfermedades ni causan dolor. Realizar una resonancia magnética cuando no es necesaria aumenta en un 400 por ciento el riesgo de ser operado sin necesidad.
Veamos el 5% restante de los casos: Las enfermedades que causan más frecuentemente un dolor percibido en la espalda son:
– Algunas enfermedades reumáticas inflamatorias (como la espondilitis anquilosante)
– Los aplastamientos vertebrales por osteoporosis
– Algunos tipos de cáncer o metástasis
– Ciertas infecciones (como la del disco intervertebral – discitis)
– Los aneurismas arteriales
En estos casos, los médicos, mediante un interrogatorio clínico y una exploración física adecuada, valoran si presentas varios de los siguientes signos de sospecha y te mandarán sin lugar a duda una prueba diagnóstica para descartar cualquier enfermedad.
– Edad de 70 años o más.
– Traumatismo en los últimos seis meses (importante por encima de los 50 años)
– Padecer o haber padecido osteoporosis, enfermedades reumáticas inflamatorias o cáncer
– Consumo de corticoides durante 6 o más meses a lo largo de los 12 meses previos
– Dolor que no varía en función de las posturas, los movimientos y esfuerzos.
– Imposibilidad de hacer la más mínima flexión hacia delante (ni cinco grados)
– Dolor predominantemente nocturno, que mejora con el movimiento
– Bajas defensas (inmunosupresión) o uso de fármacos inmunosupresores
– Fiebre de origen desconocido
– Punción venosa en los últimos seis meses (colocación de un catéter intravenoso, uso de drogas intravenosas, etcétera)
– Pérdida injustificada de peso (10% o más)
– Pérdida de fuerza o sensibilidad
El que presentes uno o varios de estos signos de sospecha no significa que el dolor se deba a una enfermedad, solo implica que el médico tiene que pensar si, en esa persona en concreto, tiene sentido pedir alguna prueba.
Cuando el dolor de espalda se debe a una enfermedad, su manejo y tratamiento es el propio de la enfermedad que lo causa.
En conclusión, lo importante es reconocer el origen del problema. Y si es como, por estadística los números nos dicen que es, acude a tu centro de fisioterapia y entrenamiento para restaurar liberar los músculos y zonas sobrecargadas, para aprender patrones de movimiento eficaces para tu día a día, para que te enseñen qué posturas y movimientos te están haciendo daño y saber cómo evitarlas, y para acondicionar tu cuerpo y tu abdomen y espalda en especial para evitar que te vuelva a suceder. Nosotros estaremos encantados de ayudarte.
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